11 de febrero de 2012

Los monos y Gibraltar


Los soldados ingleses de instancia en Gibraltar demostraron siempre una gran tolerancia hacia los monos allí residentes (la última especie que queda en el continente europeo), aunque la imprudencia de los alegres animales sometiese a dura prueba su proverbial autocontrol.
A finales del ‘800, por ejemplo, uno de esos macacos, durante una fiesta, robó el yelmo de pluma del gobernador y, tras trepar al techo de la fortaleza, empezó una pequeña sátira del funcionario: eso fue escandaloso y desde entonces expulsaron a los monos del centro de la ciudad y los alejaron hacia la parte más solitaria de la Roca. Eso sí, siempre protegidos, porque la leyenda cuenta que los Ingleses permanecerán con el control de Gibraltar hasta que el último mono permanezca allí.

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